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Mateo 24 en el 2020

  • Writer: Allan S. Contreras Ríos
    Allan S. Contreras Ríos
  • Jan 9, 2020
  • 8 min read

Updated: Jan 10, 2020

Allan S. Contreras Ríos



Cada generación interpreta que el cumplimiento de las profecías Bíblicas se está llevando a cabo dentro de su propio tiempo. Esto sucede cuando no se escudriña la Biblia adecuadamente. Normalmente en Seminarios o Colegios Bíblicos se enseña que, al leer el texto a estudiar, se hagan ciertas preguntas: ¿a quién se está hablando? ¿por qué dijo eso? ¿quién lo dijo? ¿cómo lo dijo? ¿en dónde lo dijo? Entre otras reglas más se encuentran el leer el contexto cercano y lejano, considerar la época en que está, el pacto en el que está, los métodos de computación, etc. Y aunque existen todas estás reglas, no hay estudiante de la Biblia que, por ahorrarse algo de tiempo, salta a conclusiones propias y propaga un error al enseñar una investigación a medias.


Y esto es lo que sucede con textos como Mateo 24. Este capítulo es usualmente enseñado, especialmente en el sensacionalismo LaHaye-ista, como la descripción del Día del Juicio, es decir, la Segunda Venida de Jesús.


Si este capítulo se tratara exclusivamente del Día del Juicio, ¿por qué Jesús recomendaría que huyan algunos a los montes (24:16)? ¿Se puede escapar del Juicio de Dios si se está en un monte? O ¿por qué Jesús desea que ojalá no suceda esto durante invierno (24:20)? O incluso dice que pobres de aquellas que están embazadas o criando hijos (24:19). Si sucede en invierno ¿es peor el Juicio de Dios? Si fuera en verano o primavera ¿sería menos severo el castigo?


Obviamente estas preguntas las hago para dar a entender al lector que Mateo 24 no se trata exclusivamente del Día Final. Y esto se sabe, no solo por estas preguntas, sino por las preguntas que Jesús está respondiendo en Mateo 24. He ahí el error al leer. Muchos creen que Jesús está contestando una sola pregunta: ¿Cuándo será la Segunda Venida? (De hecho, en el título añadido en la Biblia RVR60 dice “Señales antes del fin” y más abajo “la venida del Hijo del Hombre”). Pero en realidad, Jesús está contestando tres preguntas. Estas tres preguntas surgen por un comentario que Jesús hace con respecto al Templo (el Templo del tiempo de Jesús, no el que muchos erróneamente creen que se construirá en algún futuro nuestro). Jesús les dice: ¿ven todo esto [el Templo]? En verdad les digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada? (24:2).


¿De qué está hablando Jesús? De la destrucción del Templo que Él está viendo desde el Monte de los Olivos (24:3). Y los discípulos preguntan: (1) ¿Cuándo sucederá esto? [Es decir, la destrucción del Templo]. (2) ¿Cuál será la señal de Tu venida? (3) ¿Cuál será la consumación de este siglo?


Tres preguntas se están haciendo. ¿Cuántas preguntas tiene que contestar Jesús? Es correcto, TRES. Entonces ¿Por qué la gente quiere interpretar Mateo 24 como si Jesús estuviera contestando UNA y esa UNA no tiene nada que ver con lo que Él estaba hablando, es decir, el Templo? La respuesta es, como se dijo arriba, es falta de estudio, y exceso de sensacionalismo. Esto incluye a los discípulos, porque en sus preguntas ellos asumen que la destrucción del Templo tiene que ver con el Fin del Siglo y la Segunda Venida, por eso hacen las preguntas acerca del Fin cuando Jesús habla del Templo.


Los discípulos aún no entendían que el Templo físico no era importante, pues el verdadero Templo estaba entre ellos en el Monte de los Olivos y no allá abajo. Jesús es el Templo (Juan 2:19-21). Y los discípulos entendían aún menos que ellos serían una extensión de ese Templo, tal como se le olvida a los Cristianos hoy día que también son, y que Pablo les recuerda: “¿No saben que ustedes son Templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? (1 Corintios 3:16).


Es por esto que Jesús tiene que contestar las tres preguntas que le hacen, corregir el malentendido, y redirigir la conversación hacia el Templo físico que sería destruido.


Mateo 24-4-14


En esta sección Jesús advierte a los discípulos a no dejarse engañar por falsos profetas que vendrían en nombre de Jesús, e incluso diciendo ser el Cristo (24:4-5). Les advierte que oirán de guerras y rumores de guerras, – aquí es donde muchos, cada quien en su generación, creen que habla de sus tiempos: Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial, e incluso la probable Tercera Guerra Mundial del 2020 – pero les dice, “no se alarmen…todavía no es el fin” (24:6). ¿Quiénes oirían de estas guerras y rumores de guerras? ¿La gente del 2020? ¿A quién se le está hablando? Efectivamente, a los discípulos, entonces, ¿quién oiría de guerras? Los discípulos. De hecho, uno de sus cumplimientos vendría pronto por medio de la guerra de los Romanos contra los Judíos, no entre Trump e Irán.


En esta misma sección Jesús advierte de la persecución que los Cristianos tendrían por causa de Su nombre (24:9), lo cual Roma llevó a cabo por tres siglos. Les advierte de hambres (24:7), lo cual sucede durante el reinado del emperador Claudio (Hechos 11:28), y es la razón por la que Pablo comienza sus viajes misioneros (Hechos 11:29-30).


Jesús describe esto como “solo el comienzo de dolores” (24:8). Esta era una expresión Judía que reflejaba el aumento en la intensificación de la maldad (24:12) antes de una era nueva. Ellos creían en dos eras: la del pecado y rebelión contra Dios, y la era que estaba por venir. Jesús les dice que una era está por acabarse y al hacerlo dará luz a la era siguiente. El Evangelio aún debía ser predicado a todas las naciones (24:14; 28:19-20; c.f. Hechos 2:5-12 procedentes de todas las naciones bajo el cielo) para que fuera la consumación de este siglo (respuesta a la pregunta 3).


Jesús estaba advirtiéndoles a que no lo negaran, aún cuando la tentación fuera fuerte de hacerlo por medio de la persecución que vendría pronto.


Mateo 24:15-22


En la interpretación sensacionalista, la abominación de la desolación (24:15) es el anticristo, lo cual es un error grande pues ignora el contexto del texto. Lucas aclara de quien se trata esta abominación desoladora, y es ni más ni menos que un ejército: “Pero cuando ustedes vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan entonces que su desolación está cerca” (Lucas 21:20). Y sabemos que Lucas está hablando de lo mismo que Mateo 24, porque ambos textos son seguidos por la frase “entonces los que estén en Judea, huyan a los montes” (Mateo 24:16; Lucas 21:21). El lugar santo viene siendo el Templo. ¿De qué está hablando Jesús? De lo que inició la conversación, la inminente destrucción del Templo físico que Él y Sus discípulos estaban viendo desde el Monte de los Olivos.

Jesús les advierte que cuando vean que los ejércitos estén rodeando la ciudad de Jerusalén, la desolación estará cerca y será hora de huir. Los que están en Judea debían huir a los montes (24:16), y les advierte que la vida era más importante que las posesiones cuando les indica “el que esté en la azotea, no baje a sacar las cosas de su casa, y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa” (24:17-18). Huir era urgente, las posesiones poco importantes.


Sabiendo estas cosas, es más fácil entender por qué Jesús esperaba que esto no sucediera en invierno o que hubiera mujeres embarazadas o criando, o que sucediera en el día de reposo (24:19-20) pues esto haría que huir fuera más difícil.


Jesús está describiendo la gran tribulación que vendría a través de la invasión Romana. El historiador Eusebio confirma que los Cristianos de aquel entonces interpretaron Mateo 24 de esta forma, pues, al ver que el ejército Romano se acercaba para sitiar Jerusalén, estos huyeron a la ciudad de Pella en Perea.


La destrucción de Jerusalén sucedió en el año 70 d.C. en manos de Tito (respuesta a la pregunta 1). El historiador Flavio Josefo lo describe de esta manera: “La imprudencia y locura de los revolvedores del pueblo y de los que amaban cambiar las cosas, fue el fin y la destrucción de Jerusalén, ciudad ilustre, de gran nombre, loada y predicada entre todos los hombres del mundo.”[1]


Mateo 24:23-31


En esta sección Jesús reconfirma que se levantarían falsos Cristos y falsos profetas (24:24) que tratarían de engañar a los Cristianos. Estos, incluso, harían grandes señales. Pero, como les advierte Jesús, “no les crean” (24:26).


De aquí comienza Jesús a describir cómo será la Segunda Venida (respuesta a la pregunta 2). Bíblicamente, cabe recalcar aquí, no existe la idea del “rapto” o “arrebatamiento” secreto, del cual LaHaye es uno de sus principales promotores. El verdadero Cristo no vendría secretamente, ni a escondidas, ni solamente para un grupo selecto de personas. Su venida será rápida e inesperada “así como el relámpago,” pero visible “resplandece” (24:27; c.f. Apocalipsis 1:7). Tanto los Cristianos vivos y recién resucitados se encontrarán “serán arrebatados” con el Señor en el aire (1 Tesalonicenses 4:13-18). “El aire era considerado el dominio de los demonios o de Satanás (ver Ef 2:2). ¡Los creyentes se encontrarán con Jesús en medio del reino de Satanás, para demostrar su derrocamiento total!”[2]


En el versículo 29, el adverbio inmediatamente interrumpe el contexto para explicar lo que sucederá entre la destrucción de Jerusalén y la Segunda Venida. El adverbio se entiende en el sentido de “inmediato” o “repentino,” es decir, sin previo aviso. Otra manera de decirlo sería leer el versículo de la siguiente manera: Pero después de la destrucción de Jerusalén, el sol se oscurecerá repentinamente…


Tradicionalmente, estas descripciones cosmológicas se interpretan literalmente. Es decir, la gente cree que cuando Jesús venga de nuevo, el sol se oscurecerá, la luna no reflejará luz, las estrellas caerán del cielo – el 27 de Diciembre del 2019 cayó una bola de fuego en el Océano Pacífico y fue inmediatamente interpretado como una señal del cumplimiento de Mateo 24. Desgraciadamente, esta interpretación es errónea. Jesús está utilizando lenguaje apocalíptico del Antiguo Testamento para describir el fin de los tiempos. “‘Terremoto…sol…luna’ no deben ser tomados literales, es decir, no son fenómenos físicos que sucederán en algún futuro. Estos simbolismos deben ser interpretados de la misma manera que en el Antiguo Testamento. El ‘terremoto’ era utilizado en el Antiguo Testamento para representar una agitación política o religiosa (Hageo 2:6-7). El ‘sol,’ ‘luna,’ y ‘estrellas’ eran usados para representar poderes o gobiernos o gente (Génesis 37:9-10; Daniel 8:10; Ezequiel 32:7; Joel 3:15-16; Joel 2:31); en los versículos escritos aquí puede verse que cuando Dios hablaba por medio de un profeta que una nación caería, se describía con estos símbolos oscureciéndose, cayéndose, sacudiéndose, etc.”[3] En otras palabras, Jesús estaba hablando de conflictos en la tierra, no de un oscurecimiento literal en el cielo.


Jesús vuelve a confirmar que Su venida no será invisible (rapto), pues dice que “todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre…” (24:30). Ni será silenciosa pues “Él enviará a Sus ángeles con una gran trompeta…” (24:31).


Mucha gente quiere saber el día y la hora, o aunque sea el mes o año en que Jesús vendrá. Incluso muchos Cristianos asumen que, como el mundo cada vez se parece más al mundo de Noé o a Sodoma y Gomorra, la Venida de Cristo está pronta a llegar. Pero Jesús enseñó que “de aquel día y hora nadie sabe” (24:36). La Venida de Jesús es inminente, es segura, es sorpresiva, y por lo tanto, los Cristianos deben estar alerta (24:42). No es el trabajo del Cristiano tratar de averiguar la hora ni el día, sino estar ocupados en la misión encargada por Jesús, hacer discípulos hasta que Él venga (28:19-20). Algunas personas escucharán el mensaje y creerán, otras no. Y eso es lo que Jesús describe en la parábola de la higuera en Mateo 24. Algunos serán llevados, otros serán dejados. Pero esto no es un rapto invisible, aquel que fue dejado, verá como el otro fue llevado, y aquel que fue llevado verá como el otro fue dejado.


¿Cómo sabemos que todo esto – a excepción de la Segunda Venida de Jesús – ya quedó en el pasado? ¿Cómo sabemos que los eventos del 2020 no tienen nada que ver con Mateo 24? Jesús nos contesta en el versículo 34: “En verdad les digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda [énfasis mío].”


El Cristiano no debe estar preocupado de si los eventos de su generación actual – ya sea ahora en el 2020 o en generaciones futuras – son cumplimiento de Mateo 24, los cuales no son, pues estos ya fueron cumplidos. Y el Cristiano no debe estar preocupado en cuándo y cómo sucederá la Segunda Venida, debe estar preparado en todo momento, porque nadie sabe la hora de cuándo vendrá Jesús (24:44). Solamente “el que persevere hasta el fin, ése será salvo” (24:13).

[1] Flavio Josefo, Las guerras de los Judíos, ed. Alfonso Ropero Berzosa, Colección Historia (Barcelona, España: Editorial CLIE, 2013), 335.


[2] Bob Utley, El evangelio de Mateo: El Primer Manual Cristiano, ed. Gisela Ramos y Patricia Cabral, trans. Walt Emerson Morgan Downs, Comentario del intérprete bíblico (Marshall, TX: Lecciones Bíblicas Internacional, 2015), Mt 24.27.


[3] Allan Stuart Contreras Ríos, Refinado por Fuego Apocalipsis, s. f.

 
 
 

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