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La Esperanza: ¿Animales en la Eternidad?

  • Writer: Allan S. Contreras Ríos
    Allan S. Contreras Ríos
  • Dec 5, 2018
  • 6 min read

Allan Stuart Contreras Ríos


Amón 15 Feb. 2018 - 30 Nov. 2018

Parecía un día como cualquier otro. Me desperté a eso de las 7 de la mañana el viernes 30 de Noviembre del 2018. Fui hacia el baño y luego caminé hacia la sala para darles un beso y unas cuantas caricias a mis dos perros y a mi gato.


Había llovido los días anteriores, día y noche, y los pobres animales habían estado encerrados con nosotros. Ese viernes por fin salió el sol, y era obvio que saldrían un rato a tomar el sol. Regresé a la cama y me recosté otro rato.


Unas horas después, cuando desayunábamos, Karla me preguntó por Amón (nuestro gato). Le dije que hace apenas un rato ahí había estado dormido en el sillón, pero a ella le preocupaba que no estuviera ahí. Normalmente Amón salía raras veces, era un gato gordo y flojo, por lo que siempre estaba en casa. Cuando le hablábamos venía corriendo inmediatamente, anunciando su llegada con un maullido constante. Karla intentó hablarle varias veces durante el resto del día, sin éxito. Su preocupación aumentó. Yo le decía que se calmara, no era la primera vez que Amón no regresaba en varias horas, especialmente después de varios días encerrado por la lluvia.


Fui a un partido de baloncesto por la noche y cuando regresé vi a Karla llorando. Estaba extremadamente preocupada por Amón. Tomé una linterna y salí a hablarle y buscarlo, pero nada. Supuse que aún estaba fuera dando la vuelta.


Después de unas horas de habernos ido a dormir tuve que levantarme para ir al baño. Después de eso me dirigí a la sala a acariciar a mis animales y Amón no estaba. Ahora sí me había preocupado. Siempre regresaba a dormir. ¿Y si sí le había pasado algo?


Llegó la mañana y Amón no regresaba aún. Karla puso en Facebook una publicación para ver si alguien había visto a Amón. Preguntamos en la tienda si lo habían visto, pero nada. Un vecino le comentó a Karla que había visto un gato atropellado que parecía encajar con la descripción de Amón. Otro vecino dijo haber visto a un gato envenenado con una plaquita azul como la de Amón. Al tercer día un vecino nos contó que él fue quien levantó al gato y lo llevó a la basura, aunque su descripción no encajaba con las características de nuestro gato. La conclusión era que había un gato atropellado o envenenado en la calle como a eso de las 8 de la mañana del viernes 30 (alrededor de una hora después de haberlo visto yo dormido en mi sillón), que podría o no ser nuestro gato. La incertidumbre nos carcomía por dentro.


Pasaron los días y Amón no regresó. Pensamientos cruzaban nuestra mente en todas direcciones. ¿Lo habrán robado? ¿Lo habrán matado? ¿Sufrió? ¿Qué le pasó? ¿Era nuestro gato ese en la calle? Hasta la fecha no sabemos qué pasó. Pero caímos en la cuenta de que no lo volveríamos a ver.


Como predicador y maestro de la Biblia hay ocasiones en las que tenemos que dar esperanza a la gente cuando alguien muere. Hablamos de la esperanza que tenemos como Cristianos de ir a un lugar en donde volveremos a ver a nuestros amigos y familiares. Pero ¿qué esperanza hay para nuestras mascotas –a quienes, los que amamos a los animales, vemos como parte de la familia? ¿Le importan a Dios los animales? ¿Estarán nuestras mascotas con nosotros en la eternidad?


La Biblia nos enseña que Dios creó a los animales y les dio aliento de vida (Génesis 1:20-25; 7:15). Como humanos podemos argumentar tener más valor que el resto de la Creación, pero eso no significa que a Dios no le importe el resto de la Creación, de hecho, a todo lo que creó lo describe como “bueno en gran manera” (Génesis 1:31). En el resto de la Biblia incluso podemos ver el cuidado que tiene Dios de ellos:


· En Juan 2:13-22, cuando Jesús echa a los mercaderes del templo, noten algo importante. En ninguna parte de la descripción se dice que Jesús utilizó el “azote de cuerdas” en contra de alguien o algún animal. Incluso con las palomas enjauladas, vemos que no las avienta, sino que le dice a los que las vendían “quiten esto de aquí.” Jesús no lastimó a humanos, y se aseguró del bienestar de animales, especialmente de las palomas enjauladas.


· Mateo 10:29-31 se usa mucho para enfatizar la preocupación de Dios sobre los humanos, pero ¿cómo hace esto? Compara el cuidado que tiene por los animales, incluso por la muerte de un pajarillo.


· En la casi destrucción de Nínive, Dios no solo perdona a la gente, sino que se apiada de los animales que también serían destruidos por culpa de los humanos (Jonás 4:11).

· Dios alimenta a los animales (Salmo 104:14, 21, 27; Job 38:39-41) y les da hogar (Job 39:6)


· Dios incluso se comunica con animales en la Biblia. En Génesis 6, los manda a subir al Arca para salvarlos (si no le importaran los animales no habría necesidad de salvarlos). En 1 Reyes 17:4-6 Dios ordena a unos cuervos a alimentar a Elías.


· Los animales alaban a Dios (Salmo 148:7, 10; 150:6).


· Los animales son de Dios (Job 41:11; Salmo 24:1; 50:10-11; Colosenses 1:16; Romanos 11:36; Hebreos 2:10). Los humanos debemos de cuidar de ellos, pues es uno de los propósitos por los que fuimos creados (Génesis 2:15).


· Y el que más esperanza me da en estos momentos es saber que Dios disfruta de los animales. En el Salmo 104:31 se nos dice que Dios se alegra en sus obras. No es algo difícil de entender, si nosotros que no creamos a los animales podemos disfrutar muchísimo de ellos, ¡cuánto más el Creador!


En cuanto a inteligencia, muchos argumentan que los animales carecen de ella. Pero aquellos que hemos tenido animales (¡en la familia en la que crecí hemos tenido demasiados!) sabemos que no solamente tienen inteligencia, sino que tienen personalidad y sentimientos. A uno de nuestros perros (Ares, sí todos tienen nombres Mitológicos jajaja) lo rescatamos de la calle, y es extremadamente enfadoso porque es su manera de estar agradecido por haberlo rescatado; todo el tiempo nos da de patadas (lo apodamos “el patón” o “patitas” por lo mismo) y busca nuestra atención. Cuando mi esposa encontró a Amón tenía todo el costado izquierdo quemado, lo recogimos, tardamos meses en curarlo cambiándole las vendas diario y limpiándole la herida, y era el gato mejor portado que he conocido en toda mi vida, super agradecido, y el mejor amigo de Ares (quien aún lo busca en la casa).


En la Biblia se nos confirma algo de su inteligencia en Números 22:21-33, cuando el asna de Balaam reconoció el peligro por el que pasaba su amo. También vemos seguido en la naturaleza a animales que utilizan herramientas para obtener su comida, corren del peligro, protegen a sus crías.


Los animales también disfrutan de la vida. Salmo 104:26 nos cuenta del Leviatán que juega en el océano. Job 39:13 nos cuenta del avestruz que bate sus alas alegremente. Job 40:20 nos cuenta de las bestias que juegan (retozan) en el campo. Y es algo que aquellos que tenemos mascotas vemos diario. Amón solía jugar mucho con Ares, si metía la mano debajo de una cobija o sábana me atacaba inmediatamente, se revolcaba entre las sábanas de nuestra cama, corría por entre los sillones y detrás de ellos; cuando lo cargaba para acariciarle el cuerpo, se acariciaba la cabeza contra mi hombro y ronroneaba. Definitivamente disfrutó su vida aquí con nosotros y nos lo demostró todos los días, incluso cuando Karla lo bañaba y se enojaba con ella.


Amón nos trajo mucha felicidad, pero esa felicidad sabemos que a final de cuentas viene de Dios, quien fue el que creó a tan hermoso animal. Sabiendo que Dios ama a los animales me lleva a buscar la respuesta a la pregunta planteada ¿qué será de ellos después de esta vida? La respuesta creo yo, y lo que me da esperanza de volver a ver, no solo a Amón, sino a muchas de mis mascotas, está en Romanos 8:18-25 que nos dice que toda “la creación aguarda ansiosamente…” “porque fue sometida a vanidad…” y “que la creación misma será también liberada….” Este capítulo habla de la restauración de los hijos de Dios que gimen al igual que la creación, que la creación será liberada como lo serán los hijos de Dios, que la creación aguarda la esperanza que aguardan ansiosamente los hijos de Dios. Lo que tenemos que hacer los que seguimos vivos es esperar en lo que no vemos con paciencia: la esperanza.


Amón probablemente sufrió antes de partir, pero mientras vivió con nosotros le ayudamos a evitar sufrimiento, gimió un poco menos, le enseñamos un poco de cómo se ve esa esperanza que aguardamos todo lo creado. Pero lo más importante, él nos enseñó estás cosas a nosotros también. Y por eso, Karla y yo te estaremos eternamente agradecidos Amón (Tamalito, Moncho, Monchito…).



 
 
 

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